Este viaje de grabaciones es un ejemplo a seguir en la fascinante obra de Thomas Rex Beverly y ha dejado una huella imborrable en el grabador de campo: entre marzo y octubre del año pasado, pudo grabar en un antiguo bosque de secuoyas y trepar a uno de los gigantescos árboles para capturar su rico paisaje sonoro a diferentes alturas. Con la ayuda de una selección de micrófonos Sennheiser, incluyendo los reconocidos micrófonos de condensador MKH de la serie 8000, Beverly no solo buscó documentar el sonido ambiental de un bosque virgen y los sonidos sutiles e íntimos de una de las secuoyas, sino también preservar y compartir la esencia auditiva del antiguo ecosistema de las secuoyas.
“Más personas han escalado el Monte Everest que una secuoya centenaria”, afirma Beverly, destacando que estos árboles gigantes están estrictamente protegidos. Fue solo cuando Beverly contactó con el Fondo Sempervirens, una organización dedicada a la preservación de los bosques de secuoyas, cuando tras un minucioso análisis, obtuvo permiso para grabar en una secuoya. Las grabaciones se realizaron en el corazón de las montañas de Santa Cruz, California, en un aislado bosque de secuoyas protegido por el fondo. Los árboles de esta área de conservación, algunos de los cuales alcanzan los 80 metros de altura, no han sido talados, y se cree que algunos tienen hasta 1000 años. Beverly describe el bosque como “asombroso”, destacando su estado prístino y la oportunidad que brindaba de acceder a árboles que habían permanecido intactos durante siglos. “Se trataba de garantizar una contaminación acústica mínima y de poder acceder a los árboles sin causarles daño”, explica. “La ubicación era perfecta para este tipo de exploración sónica profunda”.
El Fondo Sempervirens, una organización dedicada a preservar los bosques de secuoyas, hizo posible la expedición sónica de Beverly al mundo de las secuoyas.
Una profunda conexión con los árboles
La conexión de Beverly con los árboles es profunda. Criado en Texas, solía trepar robles con su padre, lo que le inculcó una fascinación permanente por los árboles centenarios. “Siempre me han atraído las historias que los árboles cuentan a través del sonido”, afirma. “Las secuoyas, en particular, ofrecen una perspectiva única de la naturaleza. Este proyecto se centraba en capturar no solo el sonido del bosque, sino la esencia de los propios árboles”.
Algunas de las herramientas principales de Beverly para el proyecto fueron los micrófonos Sennheiser MKH 8000 Series, que eligió por su claridad, amplia respuesta en frecuencia y capacidad para capturar sonidos ambientales con matices en entornos difíciles. Su equipo incluyó los MKH 8020, MKH 8030 y MKH 8040 en varias configuraciones para capturar la diversa acústica del bosque de secuoyas. El MKH8020 es especialmente bueno para capturar los sonidos más sutiles de las secuoyas gracias a su bajo ruido propio y alta sensibilidad.
“Tenía una configuración ORTF doble de Sennheiser MKH 8040”, explica Beverly. “Estaba probando configuraciones direccionales con los MKH 8040 y MKH 8030, apuntando los micrófonos hacia arriba para capturar los sonidos de las copas de los árboles mientras grababa desde el suelo del bosque”.
Dada la imponente altura de las secuoyas, capturar el sonido de múltiples capas verticales era fundamental. Beverly señala: “La diferencia de sonido entre la base del bosque y una altura de 60 a 80 metros es enorme. En muchos árboles, las ramas no comienzan hasta unos 50 metros de altura, por lo que grabar desde el suelo del bosque y luego desde la copa ofrece una perspectiva sonora totalmente diferente”.
“El objetivo principal de los micrófonos era grabar en la base del árbol, a unos 30, 60 y 70 metros de altura. Todos los micrófonos grababan en paralelo para que, al sincronizarlos, se pudiera escuchar el mismo sonido desde diferentes alturas del árbol. Por ejemplo, cuando entraba una fuerte ráfaga de viento, se podía escuchar a 30, 60 y 70 metros. Esto ofrece a los oyentes una visión más profunda de los microecosistemas del árbol”.
Durante diez días en marzo de 2024, Beverly colocó varios micrófonos en el bosque para captar diversos sonidos ambientales. La instalación incluyó micrófonos omnidireccionales espaciados, la configuración ORTF doble y experimentos con el micrófono ambisónico Sennheiser AMBEO VR, que se utilizó para captar audio espacial en el paisaje vertical de los árboles.
Los sonidos dentro de una secuoya
Quizás el elemento más impactante del proyecto de Beverly fue su exploración de los sonidos dentro de los árboles. Utilizando micrófonos de contacto cuidadosamente colocados directamente sobre la corteza, pudo registrar el singular sonido crepitante del agua al ascender a través del xilema, el tejido responsable del transporte de agua y nutrientes dentro del árbol.
“Grabar los sonidos dentro del árbol fue una de las partes más fascinantes del proyecto”, recuerda Beverly. “Se percibe ese sonido crepitante, casi un susurro, a medida que el agua asciende por la corteza. Eso es algo que los MKH 8020, ideales para captar sonidos ambientales, no podían captar, así que los micrófonos de contacto realmente ayudaron a crear esa dimensión”.
Este experimento condujo a un descubrimiento inesperado. Beverly observó que ciertos ruidos fuertes, como los cantos de un cuervo o un búho, también eran captados por los micrófonos de contacto. “Cuando el cuervo emitía un canto lo suficientemente fuerte, hacía vibrar el árbol, y yo podía oírlo a través del micrófono de contacto”, explica. “Fue una forma única de experimentar cómo los cantos de la fauna silvestre pueden hacer vibrar al propio árbol”.
La capacidad de yuxtaponer los sonidos ambientales captados por los micrófonos MKH 8040 con los sonidos internos del árbol a través de los micrófonos de contacto proporcionó a Beverly una visión sonora más profunda de este antiguo organismo vivo. “Es una perspectiva completamente nueva, y es conceptual y sonoramente fascinante pasar del entorno exterior del árbol a la vida interna del propio árbol”, añade.
Grabación en la tirolina
Tras una pausa de medio año para proteger a una ave rara que se reproduce en las secuoyas, el proyecto de Beverly alcanzó su punto álgido en octubre, cuando él y dos guías de escalada instalaron plataformas a diferentes alturas en uno de los árboles para grabar los sutiles sonidos a una tirolina. Esto requirió un proceso de varios días que incluyó equipo de escalada, ballestas para lanzar cuerdas sobre las ramas y una planificación minuciosa para minimizar la alteración de la salud del árbol.
“Empezamos lanzando un sedal por encima de la rama, lo que nos llevó casi todo el día. Después, fuimos tirando cuerdas más gruesas hasta que finalmente instalamos una cuerda de escalada”, explica Beverly. Este proceso nos llevó unos tres días de trabajo meticuloso.
A distintas alturas dentro del árbol, Beverly colocó micrófonos para capturar los eventos sonoros desde diferentes perspectivas verticales. Explica: “Al tener dos plataformas en el suelo del bosque y tres en el propio árbol, podía alternar entre diferentes perspectivas si ocurría algo significativo, como la caída de una rama o el canto de un animal”.
Al grabar no solo en la copa del árbol, sino también en varios puntos de la copa inferior y en la base, las marcadas diferencias de sonido entre estas capas del árbol se hicieron evidentes, como señala Beverly: “El viento suena muy diferente según la posición en el árbol. Las agujas en la copa inferior son mucho más grandes porque hay menos luz y buscan humedad, mientras que en la copa son mucho más pequeñas”.
Esta perspectiva vertical le permitió a Beverly capturar los sutiles cambios en el viento, los sonidos de los animales e incluso el crujido de las ramas a diferentes alturas. La tranquilidad de los bosques de secuoyas es extraordinaria. Hay pocas especies animales aquí, así que cuando algo sucede —una rama que se rompe, el canto de un animal— realmente llama la atención —dice—. Una noche, hubo una pequeña tormenta de viento y logré captar el sonido de una secuoya gigante cayendo. Sonó como una explosión en la distancia.
Uno de los aspectos innovadores del proyecto de Beverly fue el uso de matrices de micrófonos 3D. Construyó una configuración 4.0.2 con cuatro micrófonos omnidireccionales MKH 8020 dispuestos en forma cuadrada al pie del árbol, con dos MKH 8040 encima. Esta disposición se diseñó para capturar el elemento vertical del paisaje sonoro del bosque, añadiendo profundidad y dimensión a las grabaciones.
“Tenía muchas ganas de crear configuraciones de micrófonos 3D con los micrófonos de la serie MKH 8000”, explica Beverly. “Los 8020 y 8040 de este conjunto fueron ideales para capturar el enorme componente vertical de este entorno”.
Además, Beverly instaló un conjunto similar en la copa del árbol para grabar sonidos de la copa e integrarlos en una mezcla 3D. “El reto fue manejar todo el equipo, incluyendo cuerdas y micrófonos, a gran altura”, dice. “Pero fue una experiencia increíble. Es muy diferente a grabar en múltiples ecosistemas a kilómetros de distancia; aquí se trataba de capturar los matices de un solo árbol”.
“Estar con un arnés durante horas, lidiando con baterías y tarjetas SD, mientras intentaba sujetarlo todo a las ramas, fue complicado”, dice. “Pero la recompensa de poder capturar sonidos de la copa del árbol y yuxtaponerlos con los sonidos del suelo del bosque hizo que valiera la pena”.
Una noche en las alturas
Beverly también pasó la noche en un bote arbóreo, una hamaca suspendida a casi 70 metros de altura. “Uno de los momentos más surrealistas fue cuando me tranquilicé en la hamaca y comencé a grabar con mis MKH 8020. Apenas pasaba nada, solo tenues ráfagas de viento atravesando la copa”, recuerda. “Pero esa sensación de espacio, estando tan alto, con los lejanos cantos de los búhos y el viento arremolinándose a tu alrededor, fue increíble. Ver las estrellas desde la copa, un hermoso amanecer y escuchar cómo todo el bosque se despierta con el coro del amanecer, es bastante surrealista”.
A pesar de los desafíos físicos, Beverly encontró la experiencia profundamente gratificante. “Es una de las configuraciones más complejas que he realizado, pero también una de las más singulares. Nadie ha intentado jamás capturar los sonidos desde la tirolina de una secuoya”.
El proyecto de Thomas Rex Beverly para capturar el paisaje sonoro de las secuoyas de California con micrófonos Sennheiser es un esfuerzo pionero en la grabación de sonidos de la naturaleza. Mediante configuraciones innovadoras, que incluyen conjuntos de micrófonos 3D y micrófonos de contacto, Beverly pudo explorar los matices de la acústica del bosque desde una perspectiva completamente nueva. Este proyecto no solo arroja luz sobre el rico y complejo mundo sonoro de las secuoyas, sino que también demuestra el poder de los micrófonos de alta calidad para capturar los delicados sonidos del mundo natural. Fundamentalmente, es un testimonio de la profunda conexión entre el sonido y el medio ambiente, y de la importancia de preservar a estos antiguos gigantes.


